
Lo que nadie te cuenta
Cada día, miles de pacientes reciben tratamientos médicos sin saber realmente qué les están recetando sufren. Aunque parezca increíble, en muchas consultas se administra medicación sin explicar los riesgos reales ni ofrecer alternativas. Esta falta de transparencia es mucho más que una simple omisión: se trata de una clara negligencia médica.
En efecto, cuando no se informa adecuadamente sobre los posibles efectos secundarios, se vulnera uno de los derechos fundamentales del paciente: el de decidir sobre su propia salud con plena conciencia. Por desgracia, esta práctica se ha vuelto rutinaria. Pero rutinaria no significa legal. Y mucho menos ética.
Por tanto, es urgente visibilizar esta negligencia médica, ya que está afectando gravemente la calidad de vida de muchas personas. Especialmente cuando surgen efectos secundarios que podrían haberse evitado si el paciente hubiera recibido la información adecuada desde el principio.
Lo que exige la ley (y no se cumple)
En primer lugar, es importante saber que la ley protege al paciente. El marco legal es muy claro: cualquier tratamiento debe estar respaldado por información veraz, detallada y comprensible. Sin embargo, cuando esta información no se proporciona, estamos ante una situación evidente de negligencia médica.
A lo largo de Europa y América Latina, normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) o la Ley de Autonomía del Paciente en España garantizan que el paciente tiene derecho a acceder a su historia clínica, sus informes y los detalles de cualquier tratamiento. Pero cuando se omite esa información y el paciente no conoce los efectos secundarios del medicamento que le están dando, se está rompiendo la ley.
Además, el consentimiento informado no es un mero trámite. Es un requisito legal y ético que debe cumplirse antes de administrar cualquier tratamiento con posibles efectos secundarios. No hacerlo equivale a incurrir en negligencia médica, ya que se vulnera el principio de autonomía del paciente y se lo expone a riesgos innecesarios.
Por consiguiente, no basta con una explicación superficial. Si el médico no entrega documentación escrita, si no detalla los efectos secundarios o si no ofrece otras opciones terapéuticas, está incumpliendo sus obligaciones. Y ese incumplimiento, por acción u omisión, constituye una forma silenciosa pero peligrosa de negligencia médica.
¿Qué está pasando en la realidad?
A pesar de las normativas existentes, lo que ocurre a diario en muchas consultas médicas dista mucho de lo que debería ser un acto sanitario ético. Por desgracia, lo que vemos es una práctica extendida de negligencia médica: médicos que recetan sin explicar, que no advierten riesgos, y que actúan con una alarmante falta de transparencia.
Uno de los ejemplos más recurrentes es la prescripción de inmunosupresores, corticoides u otros tratamientos de alto impacto sin haber detallado previamente los posibles efectos secundarios. El paciente confía en que “el médico sabrá”, pero confundir autoridad con impunidad es abrir la puerta a consecuencias graves, tanto en lo físico como en lo emocional.
Más aún, muchas personas descubren por su cuenta —a través de internet o de otros pacientes— que el tratamiento que están recibiendo puede provocar efectos secundarios graves: desde pérdida de masa ósea, infecciones severas o daños hepáticos, hasta trastornos neurológicos. Todo esto sin haber firmado jamás un consentimiento informado. ¿Cómo se llama eso? Se llama negligencia médica.
Además, algunos profesionales evitan deliberadamente entregar los informes clínicos o resultados de pruebas, impidiendo que el paciente tenga acceso completo a su historia médica. Este ocultamiento, lejos de ser una excepción, se ha convertido en una norma encubierta. Y, sin lugar a dudas, constituye otra manifestación clara de negligencia médica que, tarde o temprano, termina generando efectos secundarios irreversibles.
¿Qué consecuencias tiene esto?
Las consecuencias de esta dinámica son mucho más graves de lo que se suele reconocer. La negligencia médica no solo afecta la relación de confianza entre paciente y médico, sino que también pone en riesgo la salud física y mental de quien recibe el tratamiento. Cuando no se informa de manera clara, el paciente se convierte en un receptor pasivo de decisiones que no comprende ni controla.
Como resultado directo, los efectos secundarios aparecen sin previo aviso. Muchas personas desarrollan problemas nuevos —desde migrañas intensas hasta brotes de enfermedades autoinmunes o daños orgánicos— sin saber que estaban relacionados con el medicamento. Peor aún: al no haber sido informados previamente, no pueden reclamar, porque legalmente “aceptaron” el tratamiento… aunque nunca hayan firmado nada.
Además, la negligencia médica tiene un efecto dominó. A corto plazo puede parecer un simple olvido, pero con el tiempo, este tipo de prácticas deja a los pacientes desinformados, desconectados de su propia salud, y sin herramientas para tomar decisiones. Cuando surgen efectos secundarios inesperados, la única reacción posible es la impotencia.
Por último, esta situación crea un ambiente de desconfianza generalizada hacia el sistema sanitario. El paciente que sufre efectos secundarios sin haber sido advertido probablemente no vuelva a confiar en otro médico. Y ese es un daño estructural: no solo es un caso de negligencia médica, es un fallo colectivo que deteriora la salud pública.
¿Qué puedes hacer tú?
Frente a la negligencia médica, no hay que quedarse de brazos cruzados. Como paciente, tienes derechos que no solo están reconocidos por la ley, sino que además son herramientas esenciales para proteger tu salud y tu dignidad. La información es poder, y ahora más que nunca, necesitas ejercer ese poder con firmeza.
Para empezar, exige siempre el acceso completo a tu historia clínica. Tienes derecho a recibir todos los informes, análisis, diagnósticos y resultados. Si has tenido efectos secundarios tras un tratamiento, disponer de esos documentos puede marcar la diferencia entre quedarte en la incertidumbre o poder actuar con argumentos sólidos.
Además, antes de iniciar cualquier medicación, solicita que te entreguen un consentimiento informado por escrito. Este documento debe detallar claramente los efectos secundarios, las alternativas terapéuticas y los beneficios esperados. Si no te lo ofrecen, pídelo tú. Y si te lo niegan, toma nota: eso ya es una forma de negligencia médica que merece ser denunciada.
También es muy recomendable guardar todo: informes, recetas, correos electrónicos, mensajes y cualquier comunicación con el personal sanitario. En caso de sufrir efectos secundarios, contar con ese historial puede ayudarte a defenderte si decides emprender acciones legales por negligencia médica.
Por último, si sientes que no te han escuchado o que te están ocultando información, acude al defensor del paciente o presenta una queja formal. No te calles. Cada vez que levantas la voz frente a una negligencia médica, estás ayudando también a otros pacientes a no pasar por lo mismo. Y si los efectos secundarios ya han ocurrido, es aún más urgente actuar.
Compra mi libro en España, Latinoamérica y EEUU: https://editorialsaralejandria.com/

Descarga gratuita de documentos clave
Porque no basta con indignarse, también hay que actuar. Para ayudarte a protegerte frente a la negligencia médica, he preparado una serie de documentos descargables que puedes llevar contigo a cualquier consulta. Son herramientas sencillas, pero poderosas, que te permitirán ejercer tus derechos sin titubeos.
Entre ellos encontrarás un modelo de solicitud de historia clínica, un consentimiento informado detallado y un resumen legal de las obligaciones que tu médico debe cumplir. Especialmente si ya has sufrido efectos secundarios, estos documentos pueden ayudarte a dejar constancia de que has reclamado tu derecho a estar informado.
Además, estos recursos te servirán para prevenir. Porque la negligencia médica no siempre se detecta cuando empieza, sino cuando ya ha hecho daño. Y en ese punto, los efectos secundarios ya son parte de tu vida diaria. Por eso, anticiparse es clave. Tener estos documentos impresos o en tu móvil es un acto de cuidado personal… y de autodefensa.
Puedes descargarlos de forma gratuita desde [inserta aquí tu enlace o redirecciona a tu bio/red social], compartirlos con otros pacientes, y llevarlos a tus próximas citas. Porque la mejor manera de combatir la negligencia médica es estar preparado. Y frente a los efectos secundarios, la mejor medicina es siempre la prevención informada.
¿Te gustaría un asesoramiento personalizado para entender todo sobre tu EII y recuperar tu vida sin depender de la medicación? Rellena este formulario: https://forms.gle/F1BhKs44EhEpcjo57
Para más información:
1 Derecho al consentimiento informado
España
Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente
Artículos 8 al 10
Toda actuación en el ámbito de la salud requiere el consentimiento libre y voluntario del paciente tras haber recibido información adecuada sobre el tratamiento sus riesgos y alternativas
Unión Europea
Reglamento General de Protección de Datos RGPD
Artículo 15
El paciente tiene derecho a conocer y acceder a todos los datos médicos personales incluyendo aquellos relacionados con tratamientos y consentimiento
OMS Organización Mundial de la Salud
Recomienda que el consentimiento informado sea claro detallado y proporcional al nivel de riesgo del procedimiento o fármaco
2 La omisión de información sobre efectos secundarios puede constituir negligencia médica
Código Deontológico Médico Español 2022
Artículo 11
El médico debe informar con veracidad suficiencia y comprensión sobre diagnósticos tratamientos y efectos adversos
Sentencias judiciales relevantes
STS 4881 2012 Tribunal Supremo de España
Condena a un hospital por no advertir el riesgo de trombosis como efecto secundario de un tratamiento hormonal
Audiencia Provincial de Madrid 2021
Condena por omitir información sobre riesgos terapéuticos con daño al paciente
3 El acceso a los informes médicos es un derecho legal
Ley de Autonomía del Paciente
Artículos 18 y 19
El paciente tiene derecho a obtener copia de toda la documentación clínica relativa a su estado de salud
RGPD Reglamento General de Protección de Datos
Artículo 15
Obliga a entregar toda la información médica bajo solicitud sin necesidad de justificación
HIPAA Estados Unidos
Obliga a que cualquier institución sanitaria entregue los historiales médicos completos bajo petición del paciente
4 Prescribir sin pruebas necesarias también puede considerarse negligencia médica
Obligación de medios
El médico debe usar todos los recursos razonables disponibles para ofrecer un diagnóstico y tratamiento adecuado
No puede prescribir medicamentos con riesgos importantes sin realizar pruebas pertinentes
Sentencia STS 4268 2002 Tribunal Supremo de España
Un médico puede ser considerado negligente si omite pruebas razonables disponibles para proteger al paciente
Revistas médicas NEJM y JAMA
Han documentado daños graves por mal uso de inmunosupresores en ausencia de evaluación previa adecuada
5 Responsabilidad del médico y del laboratorio ante efectos adversos
Real Decreto 1345 2007 sobre medicamentos de uso humano
Obliga a detallar en el prospecto todos los efectos secundarios conocidos del medicamento
Código Civil español Artículos 1484 y siguientes
Establece la responsabilidad del fabricante por producto defectuoso
Incluye falta de advertencia de efectos graves en el etiquetado
Cochrane Reviews y BMJ
Numerosos casos documentados de pacientes con efectos adversos graves no advertidos por médicos ni prospectos
6 Principios éticos internacionales
Convenio de Oviedo Consejo de Europa 1997
Artículo 5
Toda intervención médica requiere el consentimiento libre e informado del paciente
UNESCO Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos 2005
Reconoce el consentimiento informado como un derecho humano fundamental